El actual estilo de vida occidental está basado en un continuo consumo de bienes, lo que produce demandas insostenibles de materiales y energía. Durante el año 2015, los 10 países más desarrollados del mundo (Noruega, Australia, Suiza, Alemania, Singapur, Países Bajos, Irlanda, Islandia y Canadá) tuvieron un Índice de Desarrollo Humano por encima de 0,92 y un SUministro Total de Energía Primaria de 66,3 MWh per cápita. Pero este indicador no tiene en cuenta los Flujos Ocultos de Energía, aquella energía embebida en bienes y servicios importados, que para los mencionados países tuvo un valor medio de 22,4% en 2015. Por lo tanto, aunque las acusaciones de insostenibilidad hacia países exportadores como India y China son abundantes, es importante considerar la responsabilidad de los países enriquecidos, los cuales han deslocalizado buena parte de su actividad industrial. Asímismo, se está dando una discusión sobre los hábitos más sostenibles entre diversas nacionalidaes, genraciones y géneros, y la búsqueda de culpabilidad es cada vez más popular en la prensa.

Nuestra última investigación pretende analizar la variación de la huella energética del Estado Español, para diferentes Comunidades Autónomas y segmentos socioeconómicos. Los resultados muestran que las variables que afectan la huella energética son el sueldo, el número de habitantes por vivienda y el origen de dichos habitantes. En las casas con un salario alto, la huella energética puede ascender a 63,3 MWh por persona y año, un 75,0% mayor que la de la media nacional. Asimismo, aquellas ersonas que viven solas poseen una huella 41,1% mayor que la de la media. Al contrario, en las familias de origen migrante la huella energética es de 24,7 MWh por persona y año, un 31,8% menor que la media nacional.

La investigación completa se puede consultar aquí.