El antropólogo y académico Joseph A. Tainter defendió, en un libro publicado en 1988, que las sociedades complejas están abocadas al colapso debido a los rendimientos decrecientes de la complejidad. Posteriormente, un equipo liderado por el profesor Ugo Bardi ha verificado esta tendencia al colapso en un sencillo modelo de dinámica de sistemas de una sociedad sin economía circular ni aprovechamiento de las energías renovables.
Sin salir del marco de análisis del equipo de Ugo Bardi, este trabajo muestra, sin embargo, que una sociedad compleja puede mantenerse en un estado estacionario y alejada del colapso si logra un grado suficiente de circularidad de los recursos, sustentada en el aprovechamiento de los flujos de energía renovable. También es imprescindible que el funcionamiento de la civilización presente realimentaciones negativas que, controlando el crecimiento de la economía, garanticen el logro del estado estacionario y la resiliencia ante inestabilidades.
Las hormigas nos ofrecen un bello ejemplo de que es posible lograr un sistema social complejo con un enorme pero beneficioso impacto sobre el medio, y que la complejidad también permite evolucionar durante decenas de millones de años evitando el colapso.
La principal causa del riesgo de colapso de la civilización actual no es la complejidad, ni el tamaño de la economía. Evitar el colapso exige aumentar la circularidad y sobre todo crear mecanismos de control mediante realimentaciones negativas que nos lleven a un estado estacionario sostenible, en el que la civilización humana pueda satisfacer sus necesidades de forma compatible y coherente con el funcionamiento del resto del planeta.
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