Se cumplen 10 años del inicio de las obras del tren de alta velocidad (Y vasca) y más de 20 años desde su diseño. Ekopol, grupo de investigación en economía ecológica y ecología política de la Universidad del País Vasco, en colaboración con ELA y LAB, ha elaborado un informe en la que se señala que” los argumentos que justificaron la construcción de esta infraestructura no se sostienen”. En su opinión “la construcción del tren de alta velocidad en la CAV –impulsado por los gobiernos vasco y español– es contraria al interés general”. Esta mañana ha tenido lugar en Bilbao la presentación del informe La Y vasca: un callejón sin salida, en la que, junto a representantes de Ekopol, han participado los secretarios generales de ELA y LAB, Adolfo Muñoz “Txiki” y Ainhoa Etxaide.
En el informe se señala que la evidencia es suficiente para afirmar que, dejando de lado el coste de la inversión, que es irrecuperable, es prácticamente imposible conseguir beneficios de explotación sin ayuda de subsidios públicos, dado el alto coste de funcionamiento y mantenimiento de la infraestructura. En el caso de que el Gobierno vasco asuma la explotación del servicio intercity entre las capitales vascas, el déficit anual de explotación supondrá que el contribuyente, no sólo no recuperará nunca la inversión realizada, deberá aportar anualmente alrededor de 40 millones de euros para su funcionamiento.
Para Ekopol, el servicio de alta velocidad es caro y por tanto, sólo asequible para personas de renta elevada. La evidencia disponible muestra que una línea que no es capaz de cubrir sus costes de explotación, como prevemos en el caso de la Y vasca, supone una transferencia via impuestos de la capas más pobres a las más ricas de la sociedad. En otras palabras, las instituciones públicas están promoviendo inversiones que favorecen aún más a las rentas altas y con ello, contribuyen a aumentar la brecha social entre ricos y pobres. En lo que se refiere al análisis ambiental, señalan que la inversión en alta velocidad ferroviaria no debería ser vendida a los ciudadanos como una política verde. Si bien es importante destacar la multitud de dimensiones ambientales afectadas por la construcción de la Y vasca (fragmentación de hábitat, biodiversidad, ocupación de suelo fértil, impacto visual y paisajístico, ruido, vibraciones, etc.), el informe concluye que, incluso en escenarios optimistas de demanda mixta de pasajeros y mercancías, la Y vasca no lograría ahorrar emisiones de CO2 antes de 100 años, ni ahorrar energía antes de 55 años.
Por su parte, Adolfo Muñoz ha exigido llevar a cabo una auditoría independiente sobre una obra que “es un despilfarro de dinero público, un pozo sin fondo. Debemos superar esta situación de oscurantismo y fundamentalmente poner números a los sobre-costes que han existido respecto a lo presupuestado en origen y buscar responsables”. En este sentido ha subrayado que el Gobierno español no ha devuelto más de mil millones adelantados por el Gobierno vasco desde el inicio de las obras del tren de alta velocidad. Para el secretario general de ELA” los recursos económicos públicos deben ir destinados a las cuestiones fundamentales como son la educación, la sanidad o los servicios sociales”.