Link del artículo completo: https://doi.org/10.1016/j.spc.2022.09.003

El elevado consumo de la sociedad en la que vivimos ya está dando lugar a una crisis de energía y recursos. Por lo tanto, la necesidad de reducir el consumo energético de los países de Norte Global se ha vuelto innegable. Sin embargo, las medidas que se proponen, generalmente se centran en la energía consumida de manera directa en los hogares. ¿Pero hasta que punto es eso relevante? ¿Cómo se puede obtener una mayor reducción de la huella energética? En esta nueva investigación realizada por los grupos de investigación Ekopol y Life Cycle Thinking Group, de la Universidad de País Vasco UPV/EHU, se concluye que un estilo de vida alternativo y comunitario puede, en efecto, reducir la huella energética, debido a la importancia de la energía embebida en los bienes y servicios que consumimos. Concretamente, se ha calculado que la huella energética per capita del barrio de Errekaleor es un 24% menor que la de la CAV.

Generalmente, a la hora de contabilizar el consumo energético de un país, se utiliza el indicador denominado suministro total de energía primaria (Total Primary Energy Supply, TPES). Es un valor que se obtiene de los datos proporcionados por la Agencia Internacional de la Energía (IEA), que contabiliza el consumo total de energía primaria que se da dentro de un país (en hogares, transporte, industria y servicios). Sin embargo, no contabiliza los llamados flujos de energía ocultos: la energía importada de manera indirecta de otros países, en forma de bienes y servicios. De esta manera, parecería que el consumo energético de algunos países (generalmente del Norte Global) es menor de lo que es en realidad. Al contrario, los países (generalmente) del Sur Global parecen consumir más energía de la que realmente consumen, ya que gran parte de ese consumo son, en realidad, flujos de energía ocultos destinados a los países del Norte Global. El indicador denominado huella total de energía primaria (Total Primary Energy Footprint, TPEF) contabiliza el consumo total de energía primaria que se le debe asignar a cada país, teniendo en cuenta tanto el TPES como los flujos de energía ocultos. En este estudio se ha calculado, por primera vez utilizando la metodología Input-Output, la huella energética a nivel regional (Comunidad Autónoma Vasca, CAV) y local (barrio autogestionado de Errekaleor, en Vitoria-Gasteiz).

Los resultados muestran que la vida comunitaria puede reducir el consumo energético. En primer lugar, a pesar de que el consumo energético residencial directo por persona de Errekaleor (4,46 MWh·cap-1·año-1) ha resultado ser un 32% y 15% mayor que los consumos residenciales medios de un habitante de la CAV y del Estado Español respectivamente, se ha calculado una huella energética primaria total (TPEF) de 31,10 MWh·cap-1·año-1 para la comunidad, un 24% y 14% menor que la media regional y nacional. Esto se debe a la importancia del consumo indirecto embebido en bienes y servicios, el cual supone un 81% de toda la huella energética primaria del Estado Español, un 75% de la huella de la CAV y un 66% de la huella de Errekaleor, lo que demuestra que los hábitos de consumo son los principales determinantes de la huella energética de cada persona. En este aspecto, cabe destacar que la electricidad proveniente de la instalación fotovoltaica aislada supone tan sólo un 0,6% de la huella energética del barrio autogestionado. Finalmente, dentro de Errekaleor, la tipología de vivienda genera grandes cambios en la TPEF, ya que las personas agrupadas en familias poseen una huella un 33,5% menor (28,45 MWh·cap-1·año-1) que aquellas personas que viven solas (42,79 Mwh·cap-1·año-1), quienes poseen una huella mayor que la de un habitante medio de la CAV.