Autoría: Ortzi Akizu-Gardoki, Gorka Bueno, Roberto Bermejo

Link del artículo completo: https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2022.130797

Este nuevo artículo científico realizado de forma colaborativa por miembros del Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional Hegoa, el grupo de investigación Ekopol y Life Cycle Thinking Group, todas pertenecientes a la Universidad de País Vasco UPV/EHU, muestra por primera vez las injusticias en el pago de la electricidad que existen en el actual mundo globalizado.

Dada la externalización de la producción de los bienes y servicios de los países desarrollados, cada vez más electricidad es consumida fuera de los países del Norte Global. Además, como regla general, la energía de los países en vías de desarrollo se paga a un precio inferior, limitando que dichos países puedan invertir en instalar un modelo de energía socio-ambientalmente sostenible. En este estudio se han medido por una parte los Costes Ocultos Eléctricos (HEC, Hidden Electric Costs) que existen en 44 países (43 países específicos y otra región para el Resto del Mundo). Es decir, se ha medido la diferencia que existe entre lo que se paga nacionalmente por persona y año por la electricidad consumida directamente en el país y se ha comparado con la huella eléctrica de los habitantes del país teniendo en cuenta los consumos embebidos en los productos y servicios importados. Por otra parte, se ha medido cual sería el precio que deberían pagar los habitantes de cada país, si manufacturasen todos los bienes y servicios importados al precio de la electricidad nacional, y así se han estimado las injusticias que existen en los pagos eléctricos. Este segundo indicador se ha definido como Justicia en Costes de la Electricidad (JIEC, Justice in electricity Costs).

Como conclusión, se ha observado que los 10 países más desarrollados consumen de media 14,36% más electricidad de lo declarado nacionalmente y los 10 menos desarrollados consumen 1,35% menos energía de lo que muestran sus cuentas nacionales. Por otra parte, se ha medido que los 10 países más desarrollados y los 24 intermedios pagan anualmente 44,3 € y 54,9 € per cápita menos de lo que deberían pagar por la totalidad de energía que importan embebida en productos y servicios desde otros países generalmente menos desarrollados.
Siendo la media global en el pago de huella eléctrica 1858,3 € per cápita y año, cifra que varía desde 204,3 € en India hasta 5443,8 € en Australia.
Estos dos indicadores son un paso hacia la medición de las injusticias eléctricas globales, para poder avanzar hacia una transición energética más justa y sostenible a nivel global e impulsar políticas adecuadas.

La primera autora de este artículo, María San Salvador Valle ha sido galardonada con el VIII Premio Ingeniería Solidaria. El proyecto ha sido dirigido por los profesores Ortzi Akizu-Gardoki, Gorka Bueno y Roberto
Bermejo.